Todos cometemos errores. Y, por mucho que nos dijeran de pequeños, los hay de muchos tipos.
Hay despistes, fallos catastróficos y de no pensarlo lo suficiente en su momento.
Con ésos tengo más experiencia.
Los que trabajéis con Microsoft Word sabéis cómo es de temperamental. Al mío le dio por poner 8 puntos de separación entre párrafos. Y no me di cuenta hasta que llevaba cuatro libros de Gingaria publicados y camino del quinto.
Así que me tocó revisarlos todos y cada uno (también en inglés) para eliminar ese espacio y colocar los capítulos de nuevo. Perdí una media de 20 páginas en cada uno (aún duele, pero no tanto como el cosplay que terminé para darme cuenta de que me daba alergia).
Hace poco, he estado diversificándome y creando más productos. Participo en un mercadillo artesanal y la idea era ésa, cositas artesanales. Y como las pegatinas impresas no lo son, decidí seguir un tutorial de YouTube para hacer pegatinas con papel de horno.
Sigo teniendo mis dudas de si aguantarán con el calor, pero las que hice con plástico de forrar libros y celo en lugar de dos capas de celo ya me han demostrado que no. Después de darles el sol un par de horitas, se combaron y el plástico superior se ha separado.
La mayoría de los errores se pueden solucionar al momento. Otros precisan de un enorme suspiro y subirse los ánimos para volver a realizar un trabajo que ya se creía terminado. Pero es lo que hay. De los errores se aprende. Y muchos te perseguirán durante mucho tiempo para que no los olvides nunca... aunque sea en forma de libros con un formato diferente que aún no has vendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sin spoilers, por favor/No spoilers, please