12/07/2025

Verano

 


Son las nueve de la noche. El sol empieza a ponerse y los estragos del calor se diluyen. Ahora me siento persona.

Cuando era pequeña, me encantaban las vacaciones de verano. Era un tiempo eterno de juegos. Algo más tarde, esos tres meses se convirtieron en libertad, en poder alejarme de mis compañeros y de sus burlas, aunque sus efectos se siguieran notando.

Teníamos una piscina comunitaria. Aunque nunca he sido muy sirena, siempre me ha gustado bucear, perderme en ese otro mundo, alejado del ruido y de las luces. Y, sin embargo, lo peor era meterse en el agua, tan fría, para luego intentar salir y, encima, volver a pasar frío. Mejor no meterse y ya está. 

Luego estaba el césped. Extender las toallas con precisión (una habilidad que aún uso en las clases de Pilates) para charlar, merendar, leer o jugar a lo que fuera. Yo siempre he sido de pensar bien los juegos, qué se va a hacer y cómo. 

Poco a poco, todo esto se convirtió en largos y aburridos ratos en la piscina, sólo por estar con las vecinas de mi edad. El sol daba de lleno y la sombrilla de la socorrista no bastaba. Después, cada una empezó a irse por su lado y las inseguridades pudieron conmigo. Salir en bikini bastaba para recordarme todas las burlas de mis compañeros, aunque en ese momento estuvieran lejos y no debieran alcanzarme.

Mi habitación se convirtió en mi refugio y lo siguió siendo en los meses estivales. Aparte de escribir, jugaba mucho al ordenador, protegida por la eterna corriente del ventilador del techo. 

Mi habitación ya no existe. Vete tú a saber qué ha sido de mi ventilador. Ahora, me paso los días haciendo acopio de las pocas energías que me quedan. 

No hay piscina. El piso de alquiler es un horno. Y ya he descubierto que soy sensible al calor. Que, en realidad, no me gusta el verano. Es como un vampiro, dejándome aplatanada, atontada, incapaz de mantener el ritmo que me gustaría. 

Hablando de lo que me gustaría... me gustaría poder irme estos meses. A algún sitio fresquito. Sería la única forma de seguir creando. Pero, como aún es otro sueño, toca aguantarse y hacer lo que se pueda cada día. Quizás no escriba tanto como quisiera, pero puedo revisar e investigar. Quizás sea más complicado dibujar y esté bloqueada, pero mientras siga haciendo bocetos de vez en cuando, servirá de algo.

Puede que haya alguna fórmula mágica para que el verano parezca mejor, sólo que no la he encontrado. Puede que la solución no sea pasar el día en la piscina, por mucho que lo hagan los demás. Mientras tanto, aquí seguiré, dándole vueltas a mis ideas y esforzándome por comer fruta, que está fresquita y parece que así entra mejor. 

06/05/2025

Ups

 


Todos cometemos errores. Y, por mucho que nos dijeran de pequeños, los hay de muchos tipos. 

Hay despistes, fallos catastróficos y de no pensarlo lo suficiente en su momento.
Con ésos tengo más experiencia.

Los que trabajéis con Microsoft Word sabéis cómo es de temperamental. Al mío le dio por poner 8 puntos de separación entre párrafos. Y no me di cuenta hasta que llevaba cuatro libros de Gingaria publicados y camino del quinto.

Así que me tocó revisarlos todos y cada uno (también en inglés) para eliminar ese espacio y colocar los capítulos de nuevo. Perdí una media de 20 páginas en cada uno (aún duele, pero no tanto como el cosplay que terminé para darme cuenta de que me daba alergia).

Hace poco, he estado diversificándome y creando más productos. Participo en un mercadillo artesanal y la idea era ésa, cositas artesanales. Y como las pegatinas impresas no lo son, decidí seguir un tutorial de YouTube para hacer pegatinas con papel de horno. 

Sigo teniendo mis dudas de si aguantarán con el calor, pero las que hice con plástico de forrar libros y celo en lugar de dos capas de celo ya me han demostrado que no. Después de darles el sol un par de horitas, se combaron y el plástico superior se ha separado. 

La mayoría de los errores se pueden solucionar al momento. Otros precisan de un enorme suspiro y subirse los ánimos para volver a realizar un trabajo que ya se creía terminado. Pero es lo que hay. De los errores se aprende. Y muchos te perseguirán durante mucho tiempo para que no los olvides nunca... aunque sea en forma de libros con un formato diferente que aún no has vendido. 

05/04/2025

Pasito a pasito

 

Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta. A veces hay que decidir a qué dar prioridad, aunque nos cueste. También dicen que despacito y con buena letra.

Es más fácil de decir que de hacer, ¿verdad? Como mentes creativas, estamos acostumbrados a la fluctuación: o nos encontramos en plena sequía o tenemos una larga lista de proyectos.

Hace un par de semanas, caí enferma. Y si bien ya estoy medianamente acostumbrada a trabajar con poca energía (pues una es como es), lo de trabajar enferma ya es otra cosa. Y, obviamente, en cuanto empecé a encontrarme mejor descubrí todo lo que se me había ido acumulando, además de otros proyectos de fanart en los que debía elegir si participaba o no.

Ésa es la cuestión. A veces, hay que decir que no. Porque no hay tiempo, porque no te da la gana, porque no vale la pena... y sí, a veces hay que priorizar eso a lo que ves más salida.

Es complicado encontrar un equilibrio cuando tú eres quien se encarga no sólo de producir, sino también de promocionarte y de que todo esté lo bastante decente como para ser compartido.

Mi consejo para cuando pasa esto es: a) aprender a dar a cada proyecto la importancia que realmente tiene y b) no forzarte, sino continuar avanzando poco a poco.

Despacito y con buena letra.

08/03/2025

Celebrar los logros

 Me encanta terminar proyectos, tacharlos de mi lista y hacer un "tick" al lado.

Sin embargo, para mi cerebro, no funciona así. Es como si me dijera: "Bien, esto ya está, a por lo siguiente."

Supongo que puede ser una secuela de cuando estaba en la universidad o trabajando y apenas tenía tiempo para mis proyectos personales (y aun así conseguí hacer decenas de cómics, escribir libros y coser cosplays). 

Claro que, cuando no tienes a nadie con quien compartir tus logros o no puedes hacerlo aún, es como si perdieran importancia.

Ayer terminé el primer borrador de otro libro de Gingaria. Ha sido durillo, pero esta vez he intentado no forzarme demasiado e ir despacito y con buena letra (nah, mi caligrafía sigue sin ser la mejor, pero yo me entiendo y eso basta).

Obviamente, no se lo puedo contar a nadie. No es un libro terminado, "sólo" un borrador. 

Hace poco me di cuenta de el gran problema que es no celebrar tus logros, por pequeños que sean. ¿Acaso no te hace sentir también como una persona pequeñita? Si tú no celebras tus propios logros, ¿quién lo hará?

Me he comprado una caja de bombones. Es un comienzo. 

Por cierto, hoy es el Día de la Mujer y he dibujado a las cuatro protagonistas de mis libros de Gingaria.

De izquierda a derecha: Kneia, Vitha, Aury/Aurkandra e Iokari.

14/02/2025

Love, love, love

 


El día de San Valentín y yo tenemos una relación complicada. Más bien complicadísima. 

Desde pequeña, he estado sometida a historias sobre el amor verdadero, encontronazos románticos y almas gemelas. Poco a poco, descubrí (de manera bastante brusca, todo hay que decirlo) que las cosas no son así en la vida real. 

Cuando llegó el momento de escribir, he de admitir que tenía el corazón roto y fue una de las cosas que superé gracias a mi mundo de Gingaria. Aunque intenté no volver a caer en la trampa de que mis historias siempre tuvieran que tener una pareja de por medio, resulta que soy una romántica empedernida y  no es tan sencillo.

La verdad es que me gusta experimentar al escribir parejas. ¿Cómo se llevan? ¿Quién da el primer paso? ¿Saben lo que sienten? Quizás sean como los Zemry y uno tenga que tener mucha paciencia con el otro, o como Danny y Christine, que se ponen rojos siempre que se ven. 

Y sí, quizás por ser hetero es lo que suelo escribir más, pero he ido ampliando mis horizontes y ahora sé más cosas sobre el mundo (y el amor, claro). Lo que yo consideraba amor a los 12 ha cambiado mucho, y sé que el amor puede venir de muchas formas diferentes. Poco a poco, he ido introduciendo otras clases de parejas en mis libros, y espero poder seguir haciéndolo. Al fin y al cabo, el amor es amor, ¿verdad? Y ya es bastante difícil de por sí encontrar a alguien que te quiera, así que no juzguemos.

Aquí os dejo algunas de mis historias de amor favoritas (por ahora, codazo, codazo, guiño, guiño):

-Aury

Zem y Aury se quedan solos en el castillo de Bokad, lo que permite que su relación florezca.

-Cuerpo B:

Nada de spoilers, sólo voy a decir que Christine y Danny son una de las parejas más monas, ¡y no os perdáis cómo se conocen (varias veces)! 

-Recolecciones y Preámbulos:

Hay muchas historias cortas sobre conexiones entre personas. Mi favorita tiene que ver con unos espejos.

-Gotxinka

Aunque va de muchos tipos de amor diferentes, la historia de Gertold y Anne aún es difícil de superar.

03/02/2025

Inseguridades

2010 vs 2020

 Hay una parte realmente cruel de ser un artista: no sentirse lo suficientemente bueno. 

Cuando me pongo a escribir un libro, me resulta fácil perderme en la emoción del momento. Por fin estoy escribiendo o a punto de escribir escenas que llevo muchísimo tiempo desarrollando en mi cabeza. Luego, claro está, hay escenas que conectan ésas con las siguientes. Y ahí empiezan los problemas.

Veréis, por muy desarrollada que esté la idea, siempre cambia algo. Puede ser un detalle o, de repente, que la escena ya no funcione. He llegado a cambiar finales de libros y eliminado capítulos por la misma razón. El libro que existe en mi cabeza no es el mismo que quedará en el cuaderno, al igual que no será el que quede publicado. De algo tiene que servir ser tan perfeccionista y, sobre todo, tan crítica con mi trabajo.

He tenido mis crisis con todos mis libros. Todos y cada uno. Antes o después. Incluso durante. Y aunque sé que esto también pasará, no deja de ser duro. Pensé que Zem no era lo bastante bueno, que en Gotxinka se notaría mi torpeza con los temas más serios, que Kylkos tenía un tono inconstante, que Cuerpo B era demasiado extraño y Aury aburrido. Una y otra vez, me ha asaltado ese pensamiento de no ser lo bastante buena, de que quizás nunca lo seré.

Es fácil compararse, sobre todo con otros. ¿Por qué ellos sí venden? ¿Por qué les publican sus libros? Y luego vienen las "respuestas", en las que no te dejas a ti mismo en un buen lugar. 

Lo que no es fácil es compararse con uno mismo. 

Dicen que, seas dibujante o escritor o cualquier tipo de creativo, no te gustará del todo lo que crees porque lo has hecho tú. Yo también dibujo, y he visto cómo obras de las que estaba muy orgullosa hace meses se me presentan de repente llenas de fallos. Pasa algo parecido con los libros. 

Por eso, aunque me cueste mucho (sobre todo si tengo un mal día o semana), tengo que aceptar ese sentimiento y recordarme que esto también pasará. Que volveré a estar orgullosa de mi trabajo, aunque sólo empiece por una pequeña escena, una frase o un personaje. Y, con el tiempo, podré pensar en mi libro como el producto de su momento, de lo que sentía, lo que me pasaba y lo que me gustaba o no. Será mejor o peor, pero sigue siendo uno de mis logros. Y eso ya tiene suficiente valor. 

04/12/2024

De Queni a Kneia

 

La primera fase de Gingaria (durante mis años de instituto y universidad) fue una vorágine en todos los aspectos. Digamos simplemente que no tenía a nadie en quien confiar mis problemas como el bullying y todos esos sentimientos se desparramaron en páginas y páginas de historias que no podía dejar de escribir.

Sin embargo, antes de llegar a eso, las cosas empezaron mucho más tranquilas. Había escrito Zem durante el verano y, a finales de año, empecé a jugar con ideas para la siguiente historia... sobre su hijo, ni más ni menos. Esto daría paso a la tradición de mis primeros libros de Gingaria, donde cada protagonista es hijo o hija del protagonista anterior. 


Por alguna razón, Zem y Selena (que ojito, sólo se parece a Aury en el color de pelo y de ojos) tenían 7 hijos. Queni era el hijo mediano y no me puedo creer que escriba esto, pero debo de ser la única persona en el mundo a quien le inspiró Shrek Tercero. No sólo usé a Artie para el aspecto de Queni (y su nombre para un personaje posterior), sino que Queni se iba de viaje con un mago algo extraño, Pais. Esto se debía a que cada uno de sus hermanos había encontrado su cometido en la vida y él estaba un poco perdido. Bueno, acabó luchando en la Guerra de la Oscuridad y salvando a una elfa convertida en humana de casarse con quien no debía, así que todo normal.

Una curiosidad es que también fue la primera aparición del nombre de Kylkos, de las luzmenitas y de la espiral doble. Podéis leer más sobre el tema aquí.


Cuando reescribí Zem, mi primer proyecto fue hacer una secuela. Y sí, intenté darle una vuelta a Queni. Llegué a escribir la historia y todo, pero no estaba muy contenta con ella. Kénika era la hija de Zem y Aury. Ellos estaban muy ocupados con la crisis de las criaturas mágicas y Kénika se quedaba con su abuelo, que estaba enfermo. El resto de la historia es más o menos como en el libro final, sólo que era el rey elfo (ahora prevalunn) quien le regalaba la luzmenita a Aurus.
Kénika pasó por varias fases, incluyendo una en la que era más segura de sí misma. El diseño de su vestido también me gustaba mucho. Y ya sabéis que yo tiendo a aprovechar las cosas y que nada se pierde del todo, así que mantened los ojos bien abiertos.


Finalmente, fue mientras escribía Kylkos cuando me di cuenta de que podía ser una historia mucho más grande, y decidí reutilizar muchas de las ideas de Queni y de Kénika. Manteniendo la ahora tradición de poner a los protagonistas de esta historia nombres que empiezan por K, quise reutilizar letras de "Kénika", llegando así a Kneia. No quería que la historia tuviera relación alguna con Zem y Aury y trasladé la acción a Mnui. Ya habíamos conocido algo de Kapetria, ese nuevo continente, en Kylkos, y me he pasado un año entero desarrollándolo, con sus países y, sí, criaturas. 
Kneia necesitaba un nuevo diseño, pero mantuve elementos de Kénika porque, al fin y al cabo, y al igual que Zem tiene parte de mí, tanto Queni como Kénika y Kneia también la tienen. Así que le dejé la coleta (como la que yo llevaba en el instituto) y el color azul. Kneia se hizo mucho más dulce, pero también seria y responsable. 

Así suelen ser las cosas con los libros: empiezas con una pequeña idea y no sabes cuánto puede llegar a crecer, si es que lo hace. Fue el primer libro que escribí fuera de casa, luchando con la incertidumbre, el temor a que no fuera tan bueno como el libro anterior y algunos periodos de oscuridad. Con todo, me alegro de haberlo terminado y me siento orgullosa de mi librito. El camino ha sido arduo y bastante largo, pero, como todos sabemos, así son los que vale la pena recorrer.

29/10/2024

Memes de Gingaria Parte 2

 ¿Qué mejor forma de pasar el rato que con un poco de humor? Esta vez, edición especial Kylkos:






Bonus: Uno sobre mí.

19/08/2024

La importancia de viajar



 He de considerarme afortunada en ese aspecto. Desde que apenas contaba unos pocos meses de edad, mis padres me han llevado a muchos sitios. Viajar suele ser sinónimo de vacaciones, y si bien usábamos ese tiempo para viajes más largos, nunca faltaron las pequeñas excursiones durante los fines de semana. 


Este viaje ha sido doblemente esperado. No sólo para desconectar de todo lo que está pasando en nuestras vidas, sino también porque sabía que me iba a venir muy bien para Gingaria. No es lo mismo ver las cosas en tu ordenador e intentar recordar nombres de ciudades donde has visto x cosa que verlo en vivo y en directo; imponentes edificios o detalles escondidos que parecen haber estado esperándote desde siempre. Ya me pasó con Florencia, apenas unas semanas más tarde de usarla como referencia para una futura ciudad. Y ahora me ha pasado con Alemania y una nueva comarca que estoy desarrollando. Por eso digo que siempre hay que tener los ojos bien abiertos, que la inspiración se puede encontrar en cualquier parte.


Gingaria es sinónimo de todo esto. Es arte, es cultura (y escultura en algunos casos) y quiero que lo siga siendo. Quiero que cada nuevo sitio que aparezca en mis libros se sienta real, que la gente quiera vivir en él o, por lo menos, pueda conocerlo tan a fondo como yo. Es un gran trabajo que realizo entre las sombras, mientras preparo los libros, y que espero que se note en el producto final. 


Me encanta viajar. Me encanta descubrir todo eso que me estaba esperando y ver todo lo que sea capaz, absorbiendo como una esponja. Conocer la historia que se esconde detrás de cada piedra, ver gentes con sus otros idiomas y costumbres, probar sus comidas (siempre que mi estómago me lo permita) y, una y otra vez, maravillarme del hecho de que todo esto exista bajo el mismo cielo. Y, como en muchas otras cosas, no me importa repetir y regresar. Pues si algo he aprendido es que siempre puedes descubrir algo nuevo. 

06/06/2024

Juegos de Gingaria

 Cuando era pequeña, jugaba mucho. No sólo con mis muñecas (a las que les inventaba personalidades e historias) y con el ordenador (con juegos cada vez más complicados), sino también a las cartas y, cómo no, al parchís y la oca. Pasé muchas tardes agradables con mis abuelos y mis amigos, llegándome a inventar algún que otro juego. Aunque ahora me resulta más complicado (ni mi falta de tiempo ni mi competitividad ayudan), siempre he tenido esa espinita clavada, como una forma más de usar mi creatividad y, ¿por qué no?, buscar nuevos desafíos. 


1. Seriken

El seriken hizo su entrada triunfal en el libro de Kylkos y la versión duarnia salió en Aury. Este juego a base de palabras es relativamente sencillo: se crea un verso con la palabra que se haya sacado. Como los enanos son menos poetas, ellos juegan con historias.
El juego consta de 100 cartas con palabras y cartas especiales que modifican el juego. Además, he creado nuevas formas de jugar, lo que seguro que dará horas de diversión.
Las cartas tienen forma de pétalo, lo que es muy élfico, y desarrollé un logo especial tomando la letra "s" de su alfabeto. Me imprimí una versión para mí misma (dioses, qué caro es imprimir en cartulina) y pinté una cajita de madera para guardarlo todo.


2. Parchís

Si el seriken es de Kylkos, el parchís y la oca (o el dragón) son de Zem. Ambos son juegos clásicos y fue muy interesante modificarlos para conseguir una versión "hecha en Gingaria". Los personajes aparecen en su nueva versión, con el color rojo para Zem, verde para Vahl, morado para Aury y, cómo no, amarillo para Aurus. Se podría considerar que este parchís es de la secuela de Zem, Aury, por lo que el juego de la oca debía ser 100% de Zem.


3. El juego del dragón

Posiblemente mi juego favorito en mi infancia, por la cantidad de dibujitos divertidos que podías encontrar en el tablero. En las 63 casillas, no sólo hay imágenes ya conocidas, como las ilustraciones para los libros, sino también dibujos especialmente creados para rellenar los huecos. Fue muy interesante dibujar aquellos momentos sueltos que nunca había tenido la oportunidad de dibujar en la historia de Zem. Además, estaréis de acuerdo conmigo en que el dragón que da nombre al juego quedó mucho más pizpireto de lo que esperaba (aún no tiene nombre, por cierto). 

4. Catxo

El juego más simple de todos viene de los tradicionales de Gotxinka y es el catxo, conocido comúnmente como cuatro en raya. Después de crear juegos con tantos dibujitos y demás, quería volver a lo básico con un juego de estrategia. Tiene ocho fichas diferentes con colores que recuerdan a la madera rojiza típica de esa zona.

¿Cuál es tu juego favorito? ¿A cuál de éstos jugarías? Personalmente, tengo muchas ganas de probar el Juego del Dragón. Podéis encontrarlos todos en mi Ko-Fi